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viernes, 3 de febrero de 2012

Como Un Fan



¿Qué quieres que te diga?
¿Que mi vida va genial...?
¿Que todo transcurre tal y como lo pensé
tal cual sin más....?
¿Que todas mis decisiones
pasan por un autotune de aciertos...?
Qué más da... Si no lo vas a escuchar
¿Qué quieres que te diga?
¿Que escogiste lo mejor...?
¿Que ya no quedaba amor...?
¿Que no me merecías porque eras lo peor?
¿Que tengo mil ilusiones?
¿Que ya no queda ni un gramo de pena?
Qué más da... Nunca supiste escuchar
¿Qué quieres que te diga?
¿Que el tiempo va a mejorar?
¿Que el gobierno está fatal?
¿Que el barça hoy ha vuelto a pinchar?
¿Qué quieres que te diga?
Que sin ti no puedo más,
Que mi vida se rompió cuando te fuiste sin pensar que...
Nunca, nunca más me iba a recuperar
Porque cuando tú jugabas yo creía
Que lo que hacías era amar
Y mientras,
Yo me enamoraba como un fan
De tu voz, de tus amigos, de tu ropa
Y de tu manera de mirar
¿Qué quieres que te diga?
Que prefiero pasear por la playa
Y escuchar a Billy Joel o quizás a Ben Folds Five
Porque sé que tú los odiabas
No eran suficientemente indies
Qué más da... Tú siempre fuiste lo más
¿Qué quieres que te diga?
Que el trabajo no está mal
Que cerraron el local donde solíamos tocar
¿Qué quieres que te diga?
Que me arrancaste el corazón
Y hoy se te ocurre venir a pedir perdón
Después de un siglo o dos...
Nunca, nunca más me voy a recuperar
Porque cuando tú jugabas yo creía
Que lo que hacías era amar
Y mientras,
Yo me enamoraba como un fan
De tu voz, de tus amigos, de tu ropa original
De tu habitación, de tu portal,
de tus discos viejos de los CLASH
De toda tu maldad...
De toda tu maldad...
De toda tu maldad...
De toda tu maldad...
...
¿Qué quieres que te diga?

martes, 6 de septiembre de 2011

Primeras horas en Japón

Siento escribir con tanto retraso, pero mejor tarde que nunca.
Hace ya más de medio mes que volví de Japón, y la verdad es que lo echo muchísimo de menos. Escribiendo ahora, puede que no sea tan detallista, pero podré recordar los buenos momentos que pasé allí.

Desde el primer momento en que pisé el suelo nipón mi corazón empezó a latir con fuerza, y empecé a sentir que mi sueño se había cumplido por fin, aunque a saber cuándo fue eso realmente... ¿Cuando pisé la plataforma que me lleva al aeropuerto después de bajar del avión? ¿Cuando salí de esa plataforma y pisé el aeropuerto? ¿Cuando pisé la primera superficie de tierra? En cualquier caso, es una sensación difícil de describir. Como ya comenté en la entrada anterior, después de eso, pasé todos los controles y me arrebataron el delicioso jamón que había llevado, pero por todo lo demás ningún problema. Entonces me encontré con Yuri (由里) y su padre, Takeshi (健史), que habían ido al aeropuerto a buscarme. Desde el principio me llevé bien con todo el mundo, por suerte, y me trataron genial durante todo el tiempo que estuve allí. Agradezco enormemente a Yuri y todo el esfuerzo que hizo durante esas tres semanas para hacer que me lo pasase en grande, y lo cierto es que lo consiguió. Salimos del aeropuerto. Yo disfrutando de cada momento: escuchando los anuncios de los próximos vuelos en japonés, mirando todo cartel lleno de kanji y de kana, mirando a los demás extranjeros que, al igual que yo, estaban en Japón, y me preguntaba cuáles eran los motivos que los habían llevado hasta allí. Tal vez negocios. Tal vez buscando cumplir un sueño, al igual que yo. Tal vez simple turismo, puede que llevasen tiempo queriendo ir, puede que sólo fuese una elección aleatoria. Quién sabe. Había mucha gente. También me fijé en todos los japoneses que estaban allí. Era una sensación maravillosa.

Llegamos al aparcamiento, estaba muerto de los nervios, y hablaba con Yuri con un tono de emoción que no podía contener. Me resultaba difícil hablar en japonés, así que me ayudaba mucho del inglés. Recuerdo que envié un SMS sin sentido a mi familia, y que creo que no interpretaron bien. Les puse algo así como: "gsydtfasjydtfahytrfaydtfajfblkdsugfysudgf!!!!!". Me parece que mi madre pensó que, al enviarlo desde tan lejos, los caracteres se habían descodificado en el proceso de transferencia o algo así y que en realidad había enviado un mensaje coherente. Aunque lo que yo quería transmitir era que estaba tan nervioso, tan emocionado que ni me salían las palabras. Como ya he dicho, mis sentimientos de aquel momento son difíciles de describir con palabras.

Llegamos al coche. Un coche enorme, de siete u ocho plazas, en el que nos montamos y pusimos rumbo a la ciudad de Ōsaka (大阪), saliendo del Aeropuerto Internacional de Kansai (関西国際空港) (Me encanta eso de poner las cosas en japonés con la escritura real, lo siento. No puedo evitarlo). Eran las cinco de la tarde pasadas, y en Japón ya estaba poniéndose el sol, con lo que vi mi primer atardecer en aquel país, sobre el mar, que podía avistarse desde la carretera en toda la ruta que llevaba del aeropuerto a la ciudad.


自動車の窓から海が見えた。めっちゃきれいやったで!


Antes de ir a la casa nos pasamos por un súper mercado para comprar algunas tonterías (chuches y cosas), donde compré mi primer dorayaki (どら焼き). Lo primero que me llamó la atención fue la cantidad de bicis que había aparcadas en la entrada (y eso que era de noche, algunos días más adelante flipé más), aun sabiendo que en Japón es normal ir en bici a todos lados. Y es una costumbre de allí que me encanta, aunque hablaré de esto más adelante. Cuando entré en el súper mercado empecé a flipar. No sólo porque disfruto leyendo todo tipo de carteles en japonés para practicar mis kanji y demás, es que también había una gran cantidad de cosas que no conocía. Siendo sincero, no conocía más de la mitad de los productos. Otra cosa que me llamó la atención en los súper mercados: los carritos. En Japón, o al menos en Ōsaka, ninguno de los carritos que vi tenía cestas y eran muy pequeñitos. Tú cogías las cestas y las metías en el carro, pudiendo meter hasta dos. Y claro, no había necesidad de meter monedas porque, aunque sea un sistema anti-robo un poco estúpido (por 1€ puedes agenciarte un carrito, si eres un chorizo), allí la gente confía en la gente, lo cual es algo que se agradece enormemente. Eso sí, traduciendo de yenes a euros en ese momento (hasta que logré acostumbrarme a los yenes, que no me resultó muy difícil porque es fácil calcular un equivalente aproximado), empecé a darme cuenta de lo caro que es Japón. Y, habiendo pasado allí poco más de tres semanas, lo corroboro: prácticamente todo es carísimo.

 Algunas bicis aparcadas a la entrada del súper. No parecen muchas, pero había bastantes más. También hay que tener en cuenta que era por la noche.


Anguila (うなぎ). Qué feliz estaba a su lado antes de probarla... Luego no quería ni acercarme.

El carrito de la compra con todas las chorradas que compramos.

Volvimos al coche y pusimos rumbo a la casa de Yuri. Su casa era uno de estos apartamentos japoneses pequeñitos, en un recinto con muchos otros apartamentos, cada uno con el nombre de la familia en la puerta, y con un toque algo viejecillo. Para subir a las plantas de arriba había un ascensor, pero también unas escaleras de caracol muy cucas. A mí me gustó mucho, me pareció bastante japonés (no tradicional, pero japonés al fin y al cabo). La casa por dentro también me encantó. Pequeña pero acogedora. Al entrar tenía el típico zapatero para dejar los zapatos (¡ya lo sabréis, pero en la mayoría de las casas japonesas no se puede entrar con zapatos!). Lo cual para mí es un gustazo, porque yo siempre voy descalzo por mi casa, y allí tenían el suelo como los chorros del oro. Te descalzabas y pasabas por un pequeño pasillito en el que encontrabas varias puertas: una habitación (donde dormí yo todas las noches, salvo la primera), el baño y el váter (en habitaciones distintas). Luego llegabas al salón-cocina, donde había una gran mesa a la que uno se sentaba en el suelo, como buena casa japonesa. Al lado del salón había dos habitaciones con tatamis, en las que se dormía de lujo la siesta cuando hacía mucho calor y se ponía el aire acondicionado. Muchas tardes me las pasé sobre el tatami estudiando japonés. Además, el suelo de las demás habitaciones no era tatami, pero era como una simulación de madera, pero blandita, con lo que podías tirarte en el suelo sin hacerte daño. Era bastante cómodo eso de poder tirarte donde te diese la gana a ver la tele o a leer manga.

En la casa estaban la madre de Yuri, Aya (綾), y su hermanito pequeño, Kazuya (一也), a quienes cogí muchísimo cariño, y creo que ellos a mí también. Toda la familia era súper simpática y amable conmigo, y me hicieron sentir como en casa. Como se dice en japonés, eran muy あったかい (cálidos), cosa que ya me dijo el fotógrafo italiano que me encontré en Madrid sobre la gente de Ōsaka. Ya tuve que enfrentarme al Ōsaka-ben (大阪弁 Dialecto de Ōsaka) en el coche hablando con Takeshi, pero esta vez más, ya que sólo Yuri hablaba en inglés. Sabía algunas cosas de este dialecto, pero aprendí un montón mientras estuve allí, y también hice mucho oído. Aunque es algo más difícil de entender que el japonés estándar ya que, a mi parecer, hablan más rápido, con acento y además cambian algunas palabras y estructuras. Las chicas solían hablarme despacito para que me enterase bien, aunque los chicos no se esforzaban mucho en eso, y me costaba más entenderlos. Yo creo que no se daban cuenta.

El pasillo de delante de las casitas y la escalera de caracol.

 La zona en la que vivían.

 El salón con su súper televisión, su mesa para comer y su suelo blandito.

Después de conocerlos a todos, de dejar mis maletas y descansar un rato, fuimos a cenar a un kaitenzushi (回転寿司), que consiste en platitos de sushi dando vueltas alrededor de la mesa, y tú coges los que te parezcan más apetitosos. Cuando llegamos no había sitio para comer, así que nos sentamos en la zona de espera y esperamos a que saliese un cliente para poder sentarnos nosotros. Esto allí es bastante normal, y lo he visto en muchos restaurantes: siempre hay una zona para esperar tu turno sentado cuando el restaurante está hasta la bola. En la mesa había un panel táctil por si querías pedir algún plato en concreto. Había una variedad increíble, y tú hacías tu pedido (注文) y al poco tiempo lo veías pasar por la cinta. Me hicieron pedir unos cuantos a mí, que estaba al lado del panel táctil, y así comprobaron que sabía leer algo de japonés. Al principio, cuando ven que puedes leer se flipan, pero cuando ven que puedes leer kanji se flipan más aún. Y uno se siente no-analfabeto, lo cual está bien, supongo. 
Al terminar de comer, metías los platos por una ranura que había en la mesa, y te iban contando los platos. El precio dependía del número de platos, como es lógico. Recuerdo que nosotros nos comimos 33 en total (33枚), y creo que prefiero no pensar en el precio, aunque creo recordar que eran unos 100 yenes por platito. Un poco caro, sí. Otra cosa graciosa era que al introducir un determinado número de platos, en la pantalla salía como una ruleta. Si tenías suerte, te tocaba un premio, que era como de las máquinas estas de chorradas dentro de bolitas de plástico transparentes. ¡Y tuvimos suerte, vaya! 
Aquí vi por primera vez una de las cosas que más me gustan de los restaurantes japoneses: la bebida es gratis, al menos, el agua y el té.

Yo con mi careto cogiendo un plato de sushi de... Está bien, no sé de qué es. Tenía mayonesa, parece.

Kazuya, Takeshi y Aya. 一也と健史と綾。

 Yuri y yo. 由里と僕。

Vale, sí. Ahí pone que cada plato cuesta 100 yenes, y con IVA incluido 105.

Al terminar de comer volvimos a la casita a dormir, ya que yo estaba muy cansado por el viaje. Me prepararon una de las habitaciones con tatami para la primera noche, aunque luego me fui a otra (porque hacía menos calor). Esa noche pasé un calor horroroso, y no podía dormir si no era con el ventilador encendido (menos mal que Yuri me dejó uno, que si no me muero). Pero el futón (布団) era muy cómodo, ¡y por las tardes con el aire puesto se dormía de lujo! Eso sí, antes de irme a dormir les di todos los regalos que les había traído desde España, que les gustaron bastante, con lo que me quedé muy contento.

Abriendo los regalos. Una de las habitaciones con tatami al lado del salón.

La habitación en la que pasé la primera noche, con el ventilador que me salvó la vida.

Y bueno, gracias a todo el que haya leído esta tocho-entrada. Sé que es muy larga, pero quiero contar toda mi experiencia con todos los detalles de los que me acuerde, y mostrar a la gente la experiencia que viví al viajar a Japón de esta forma.

読んでくれてありがとうございます!

viernes, 29 de julio de 2011

Un largo viaje

Bueno, hoy hace una semana que llegué a Japón, y tengo muchísimas cosas que contar, la verdad.
Prometí que escribiría el blog, y debo hacerlo, incluso si es con retraso. Y supongo que esto hará que cuente todas mis experiencias hasta el momento de forma resumida. Tampoco he podido conectarme todos los días. Pero a partir de ahora, intentaré mantener el blog al día.

El viaje

Lo más importante a la hora de viajar, pensará la gente, es el tiempo que pasas en el destino, desde que llegas hasta que te vas. Pero, sin embargo, el viaje en sí es también una gran aventura y, sobre todo, una forma de conocer a un montón de gente. Gente de todas las partes del mundo, si haces viajes a gran escala. Y yo, en mi viaje de ida a Japón, conocí a un montón de gente interesante. El vuelo no era directo: salía de Barajas a Dubai, donde tenía que esperar unas tres horas hasta coger el siguiente avión, que me llevaría directamente hasta Osaka. En Barajas me despedí de mi familia, apenado, porque iba a echarlos de menos, emocionado, porque mi sueño estaba a punto de hacerse realidad, y también asustado por el mismo motivo. Todo parecía demasiado real (lo parecía y lo era), y yo aún no podía creérmelo. Pasé los controles y me puse a buscar mi puerta, para sentarme delante y esperar hasta poder embarcar. Y eso hice.
Mientras esperaba sentado en la puerta, conocí a un hombre muy interesante. Era un fotógrafo italiano que había viajado por todo el mundo, y que llevaba viviendo en España muchos años. Y además hablaba un montón de idiomas (por lo que lo admiro), y me contó muchos de sus viajes. Iba de camino a Shanghái, a tomar fotos. Por supuesto, también había estado en Japón, y en Osaka, y me estuvo hablando mucho del país, del calor que hace aquí (y lo verifico), de lo amable que es la gente (esto también), y demás cosas. Consiguió que me relajase bastante, porque estaba atacado de los nervios. Así, tras un buen rato de charla llegó la hora de embarcar y tuvimos que separarnos, aunque me buscó dentro del avión y seguimos charlando un rato, y además me dio su tarjeta (aún tengo pendiente enviarle un email para informarle de lo bien que me va en Japón).


En los aviones normalmente ponen el aire acondicionado muy alto, así que tuve que ponerme la chaqueta (¡recordad llevar la chaqueta siempre a mano cuando vayáis a montaros en un avión!). Cuando llegamos a Dubai, tuvimos que bajar del avión, y salir al exterior. Era más de la una de la madrugada, y aun así estábamos ¡¡a más de 32ºC!! Y yo con la sudadera. Por poco muero.


Como el avión que cogimos en Madrid se retrasó un poco, la espera en Dubai fue aún menor. El aeropuerto estaba llenísimo de gente, y me perdí unas cuantas veces... No sabía muy bien por dónde tenía que ir, y cuando por fin encontré la puerta de embarque, decidí ir al baño y volví a perderme (ya hay que ser torpe). Todo estaba lleno de japoneses, y empecé a sentirme más y más cerca de mi sueño.



En el avión me tocó en la última fila, al lado de unos cuantos japoneses, que me acompañaron durante todo el viaje, y se portaron muy bien conmigo. Fueron muy simpáticos y me ayudaron a rellenar todos los papeles para poder entrar al país.

松枝さんと一緒に(^▽^)ノ

También me ayudaron a pasar la aduana. Había llevado un jamón buenísimo para la familia, pero me lo quitaron en la aduana (¡maldita sea!). Pero por lo demás no hubo ningún problema.

Y, finalmente, me encontré con Yuri, que estaba esperándome en el aeropuerto con su padre para llevarme a su casa, y a partir de aquí comienzan mis aventuras en el país nipón~.


miércoles, 20 de julio de 2011

Nervios, miedo e ilusión

¿Cómo os sentiríais vosotros si el sueño que habéis estado anhelando durante más de siete años estuviese a punto de hacerse realidad?

La verdad es que es un sentimiento difícil de explicar con palabras. Hay una infinidad de sentimientos que recorren mi cuerpo ahora mismo, entre los cuales se encuentran los que dan el nombre a esta entrada. Estoy muriendo de nervios. Tengo miedo. Pero sobre todo, estoy ilusionado por poder conocer por fin el país. Tengo nervios a causa de la ilusión y del miedo. Tengo miedo por un montón de motivos y preocupaciones que surgen en mi cabeza poco antes de que todo se vuelva real: falta de confianza en mí mismo, el verme incapaz de comunicarme con la gente allí, miedo a quebrantar alguna de las múltiples normas de conducta y quedar mal, parecerles aburrido, etc. Son taaantas las preocupaciones.

Sin embargo, a lo largo del día, este nerviosismo y este miedo han ido cambiando un poco. Anoche y esta mañana me encontraba agitado a más no poder. Pensaba que el corazón se me iba a salir del pecho, y el miedo aumentó al máximo. Empecé a emparanoiarme con miles de cosas, y me puse a pensar en negativo.

El avión lo cojo mañana, pero prefería venir a Madrid un día antes y pasar aquí la noche en un hotel, con mis padres y mi hermana (y es desde donde estoy escribiendo ahora), para ir mañana con tranquilidad al aeropuerto de Barajas, y tener tiempo de preocuparme por las mil cosas de las que tendré que ocuparme mañana. Cuando entré en el coche para venir hacia acá, estaba paranoico, nervioso, asustado, con ganas de salir corriendo. Cuando llegué a Madrid me encontraba mucho más calmado, recuperé la confianza en mí mismo, me convencí de que me lo iba a pasar genial, y de que no tenía nada que temer. Realmente, cualquier persona pensará que estoy un poco loco: "Este tío está a punto de cumplir su sueño, DE IR A JAPÓN (mucha gente apasionada por Japón remarcará), ¿Y LO ESTÁ PASANDO MAL?". Pues lo estaba pasando mal. Y en verdad es una sensación difícil de explicar, y tampoco quiero aburrir a la gente que esté leyendo el blog. No quiero espantar a nadie antes de llegar a Japón y de empezar a hablar de lo realmente interesante. Pero en fin. Ya estoy calmado (aunque probablemente mañana vuelva el ataque de nervios).

El hotel en el que nos alojamos.

Llegamos a Madrid. soltamos las maletas en el hotel y me fui con mi madre a dar una vuelta por el centro, porque había algunos regalos más para la familia que quería comprar. Lo de los regalos es gracioso. Muy gracioso. Llevo media despensa de comida española: jamón ibérico de pata negra, queso, turrón, picos de pan, garrapiñadas, pipas de girasol... Y además de eso, un montón de regalitos chorras. Pero un montón. Además, iba a llevar tres botellas de vino para que los japoneses pudiesen degustarlas, pero me enteré después de que, al no tener 20 años, no me dejan pasar alcohol por la aduana (aunque yo sea un adulto hecho y derecho en mi país de origen). Eso fastidió mucho a mi madre, así que se puso el modo compensar por lo de los vinos ON y nos fuimos de compras, buscando más chorraditas. Si yo creo que con una despensa de productos españoles, aunque faltase el vino, ya serían felices. Pero bueno.

Para ir al centro desde el hotel fuimos, por supuesto, en metro. Me encanta ir en metro. La gente que esté acostumbrada a usarlo tal vez lo encuentra ya cansino, pero como yo vivo en un pueblo, o, como mucho, en una ciudad sin metro, pues lo flipo cada vez que lo uso (tal vez exagero un poco). Pero lo cierto es que me parece uno de los inventos más prácticos y cómodos del ser humano. Y además es fácil de usar, y se aprende con tan solo montar una vez. Aunque ya aprendí a montar en metro cuando estuve en Santiago de Chile. En el centro compramos lo que faltaba para que los regalos terminasen de ser excesivos, tanto que me diese apuro darlos. Pero bueno. Luego nos fuimos a dar una vuelta por Madrid, volvimos al hotel y me puse a escribir.




Ah, sí. En el mercado de la última foto, no conforme con irme a Japón al día siguiente, me compré algunos California roll de sushi en un puestecillo de comida japonesa, y que la verdad es que estaban buenísimos. También pedí dorayaki, pero no les quedaban (¡Y me alegro! No hay que ser tan ansias. ¡¡Así los pruebo por primera vez donde tengo que probarlos!!).




Mi hermana comiéndose la última pieza de sushi.

Mañana me espera un largo, largo viaje. Así que lo mejor que puedo hacer es acostarme ya y seguir ilusionado por mi sueño, que ya mismo dejará de serlo.


sábado, 16 de julio de 2011

Viaje a Japón

Bueno, aquí el motivo principal por el que creé este blog. Este verano tenía planeado un viaje a Japón, y quería escribir una especie de diario para mantener informados a mis familiares y amigos, aunque si alguien más quiere seguir mis aventuras allí, que no dude en hacerlo. En menos de una semana estaré allí, e intentaré hacer el mayor número de fotos posible ^_^. Es también lo que da nombre a mi blog, 'Blog de los Sueños' (夢のブログ), ya que siempre he soñado con este momento~

Y sé que hay un millón de blogs de este tipo en internet, pero siempre quise hacer uno. Además, las tres semanas que pase allí, estaré con una familia, lo que lo hace todo mucho más interesante. Creo que lo prefiero mil veces a ir de hoteles y a visitar los punto más destacados para turistas de la ciudad o del país. Así que puede que no haya mucha información o fotos sobre esos lugares típicos llenos de tursitas, sino más bien, y, espero, una vida más real. Sinceramente es lo que me llama de los sitios.

Ahora algunas aclaraciones respecto al viaje:
Primero, no voy a ir a Tōkyō (東京), sino a Ōsaka (大阪), y seguramente haré alguna visita a Kyōto (京都), ya que estas dos últimas se encuentran relativamente cerca. Hay mucha gente que se piensa que cuando vas a Japón, vas directamente a Tōkyō, y Japón es más que la capital.

Por si alguien no lo sabe, Ōsaka está al sur de la isla principal, Honshū (本州). Y por lo tanto, se encuentra lejos de la catástrofe. Lo digo porque, aunque sé que es seguro viajar incluso a Tōkyō, tengo muchos familiares que estaban preocupados por lo del viaje desde lo del terremoto y el tsunami. También decir que no me voy al sur por este motivo (el billete lo compré la noche antes del terremoto, vaya casualidad), sino porque voy a casa de una amiga que vive allí ^_^. ¡Eh! Y en ningún momento pensé en cancelar el vuelo ni nada. Lo tenía más claro que el agua, y nada me haría cambiar de opinión.

Después de hablar un poco sobre el viaje y mis motivaciones, un poco de mi vida reciente. Estos días estoy preparándolo todo para mi visita, y los nervios aumentan a cada momento. Queda prácticamente una semana, pero cuando me esté subiendo en el avión me dará un ataque al corazón o algo. Cuando pise el suelo nipón, ya ni os cuento. Para mí, todo esto seguía pareciendo un sueño algo borroso, no llegaba a creérmelo. Hasta estos días. Ahora todo empieza a parecerme real. Porque estoy preparando regalos para la familia, estoy estudiando mucho japonés para poder valerme de él y tener que usar el inglés lo menos posible, porque ya fui al banco a cambiar algunos euros a yenes, porque ya he imprimido el billete del avión... El momento se va acercando, y la claridad con la que veo mi sueño es cada vez mayor. Siento emoción, pero a la vez miedo.

Algunos yenes

Miedo por un millón de cosas: tengo que ir solo, no sé muy bien cómo debo comportarme con la familia, tengo que valerme de mis conocimientos en lenguas extranjeras (o hablo japonés o hablo inglés...), y digamos que no tengo mucha confianza en mí mismo (aún). Y qué mal me parece que un aspirante a traductor diga eso.

Sin embargo, siento emoción porque por fin voy a visitar Japón. ¡¡Japón!! Emoción porque voy a conocer a un montón de gente maravillosa, y estoy seguro de que me van a tratar genial. Tan solo espero que mi presencia les sea grata y puedan aprender algo de España con mi visita, y yo espero aprender un montón sobre Japón de ellos. Amigos a los que no conozco en persona, pero con los que he compartido buenos ratos chateando, con videollamadas, y a quienes tengo muchas ganas de ver. Y también por la gran cantidad de planes que ha estado haciendo mi anfitriona ^_^

Por todo esto, si a alguien le interesan las primeras experiencias de un español que está a punto de conseguir su sueño, a punto de visitar el país nipón después de tantos años deseándolo, ¡que no dude en leerme estos días!

domingo, 8 de mayo de 2011

Recopilación de japonés #1

Página V 第5ページ

5月8日2011年

Hace poco descubrí que se podía ver el canal de televisión NHK online, y fue un grandioso descubrimiento, pues así me mantengo informado sobre cosas de Japón, viendo algunos programas sobre costumbres y japonés, a la par que practico el oído en inglés.
Hay un programa muy entretenido para aprender japonés que se llama NIHONGO QUICK LESSON, y normalmente me interesa por las onomatopeyas y los contadores que enseñan. Siendo así, he decidido que voy a hacer una serie de entradas sobre esto, y tal vez poniendo alguna cosa interesante que haya descubierto yo sobre el japonés. Así, siempre tendré un lugar donde mirar para repasar ciertos materiales, y voy estudiando contadores y onomatopeyas poco a poco. Y lo pondré aquí, por si a alguien más le interesa y le sirve. Normalmente twitteo mientras veo el programa sobre la nueva información que voy sacando de allí, así que si os interesa también podéis seguirme en Twitter ^_^. También sobre etimologías curiosas del japonés, que me encantan (aunque muchas provienen del chino).

Vocabulario:
結ぶ (むすぶ) Atar 
硬い (かたい) Duro, sólido
やわらかい Blando, suave
ワープロ(ワードプロセッサー) (Word-Processor) Procesador de texto
夢遊病者 (むゆうびょうしゃ) Sonámbulo
夢遊病 (むゆうびょう) Sonambulismo
演劇部 (えんげきぶ) Club de teatro (en un instituto)
演劇 (えんげき) Teatro, drama
苦学生 (くがくせい) Hace referencia a un estudiante que tiene que trabajar para subvencionarse sus propios estudios (en desuso)
紅葉 (こうよう/もみじ) Hojas rojas 
落葉 (らくよう) Hojas caídas
葉書 (はがき) Postal
病気 (びょうき) Enfermedad
病院 (びょういん) Hospital
病室 (びょうしつ) Habitación de un hospital
歯科 (しか) Odontología
耳鼻科 ( じびか) Otorrinolaringología
他界する ( たかいする) Fallecer
書写 ( しょしゃ) Transcripción
書き写す(かきうつす) Transcribir
打ち間違い (うちまちがい) Errata, error de escritura
打ち間違える (うちまちがえる) Equivocarse escribiendo

Etimologías curiosas
虫 (むし- bicho) // 歯 (は- diente) // 虫歯 (むしば- caries)
子 - niño // 宮 - santuario // 子宮 (しきゅう) - útero.

Onomatopeyas:
ニコニコ sonreír 
げらげら reír a carcajadas
ずらっと en fila, en línea
くしゃくしゃ arrugado
ぷかぷか algo que flota

Contadores:
色 (しょく) colores
輪 (りん) flores y ruedas
頭 (とう) animales grandes
脚 (きゃく) sillas o asientos

Frases hechas:
石の上にも三年 (いしのうえにもさんねん - tres años sobre una piedra). Con perseverancia pueden conseguirse las cosas.
明日は明日の風が吹く (あしたはあしたのかぜがふく - Mañana soplará el viento de mañana). "Mañana será otro día".
猿も木から落ちる(さるもきからおちる - hasta los monos caen de los árboles). "Nadie es perfecto".

Yojijukugo (四字熟語):
福徳円満 (ふくとくえんまん) Ser muy feliz y próspero.
一石二鳥 (いっせきにちょう - una piedra, dos pájaros) "Matar dos pájaros de un tiro".
人生行路 (じんせいこうろ):人として生きてゆく道 El camino de la vida, el viaje de la vida.
花鳥風月 (かちょうふうげつ - flor, pájaro, viento, luna) "Las maravillas de la naturaleza".

¡Listo! ^_^
Os recuerdo, esto lo hago porque me ayuda a mí mismo a recordar algunas cosas, pero lo pongo aquí por si puede ayudar a alguien más o aprender alguna curiosidad de estas. ¡Gracias por leer!

Página IV 第4ページ - Algunas reflexiones sobre la traducción

5月8日2011年

Estos días he estado leyéndome Traducción y Traductología de Amparo Hurtado Albir (aún me queda bastante para acabar), pero al estar comenzando en la traducción y ser el primer libro que leo sobre ella, esto me está haciendo reflexionar bastante sobre la profesión.
Hoy quiero comentar, y dar mi opinión (la opinión que poseo ahora, comenzando la carrera y habiendo leído una parte del libro de Hurtado Albir), sobre un aspecto que considero vital y muy importante en las traducciones, sobre todo cuando se trata de 'textos' que proceden de culturas muy ajenas a la nuestra: la dicotomía de "acercar el autor al lector" o, al contrario, "dejar que el lector sea quien vaya en busca del autor".
Hay muchos autores que han debatido respecto a esto, como por ejemplo Venuti: "la originalidad de la traducción reside en su propio ocultamiento" (Venuti, 1992: 4). Es cierto que una traducción tiene que ser natural, y que cuando el lector la lea, escuche, etc., le suene como si fuese un texto original en su propia lengua. Pero para eso... ¿Es necesario llevar la cultura origen a la cultura meta? ¿No es mejor dejar que los lectores, o receptores vayan en busca de esa cultura, y que así de paso aprendan un poco de esta?
Quiero poner un ejemplo muy sencillo, y que para mucha gente puede resultar chocante. Un ejemplo de un anime muy conocido por todo el mundo, Pokémon, y en el que se tradujeron algunos elementos relacionados con la cultura nipona de un modo muy extraño. En algunos capítulos aparecían onigiri (お握り), que por si alguien no sabe lo que son, son bolitas de arroz, con algún relleno y normalmente cubiertas de algas nori, un plato muy típico en Japón. Estoy seguro de que a mucha gente le sonará tras ver esta imagen:

Pues bien, es normal que en occidente mucha gente no sepa lo que es un onigiri, y los traductores, pensando en esto, decidieron llamarlos donut. Es una forma de acercar la cultura japonesa a la occidental, si bien un onigiri y un donut no se parecen en nada. De hecho, ahí lo chocante era ver una bola blanca con algo negro a lo que llamaban donut. Seguía siendo raro, y, desde mi punto de vista, no arreglaba nada. Al contrario: solo confundía a los niños que lo veían y les haría tener un concepto equivocado del onigiri.



Por supuesto, en la versión española también lo llamaban donut, porque supongo que lo tradujeron directamente del inglés.
Ahora yo digo... ¿tan malo es dejar una palabra extranjera tal cual? Quiero decir, si hubiesen dejado onigiri, o como mucho lo hubiesen llamado 'bola de arroz', ¿habría sido algo tan catastrófico? Aunque lo llamen donut, los niños siguen sin saber qué clase de donut es esa (¡porque no lo es!). Estamos en un proceso de globalización cada vez mayor, y este tipo de cosas, el cubrir una cultura lejana a la nuestra, no ayuda. Yo creo que sería idóneo dejar este tipo de cosas como en la versión original, es más, dejando el nombre que realmente tiene esa realidad y no cambiárselo. Así la gente sabría que eso se llama onigiri, y algunos curiosos lo buscarían en internet para informarse sobre qué es exactamente. De este modo, estaríamos acercándonos un poco más a la cultura nipona, ¡que no tiene nada de malo!
Otro anime que me gustaría poner de ejemplo es Doraemon. Recuerdo que cuando empecé a verlo de pequeño, Doraemon solía comerse unos dulces redondos a los que llamaba pastelitos, y más adelante acabó llamando por su propio nombre, dorayaki (どら焼き). ¡Y ahora todo el mundo conoce la palabra dorayaki! Y me parece bien que dejasen el nombre de ese dulce tal cual, porque es como realmente se llama, y está bien que la gente conozca cosas de culturas ajenas. Aunque sí que es cierto, que casi nadie sabe lo que es realmente un dorayaki (y menos con la campaña de Bollycao Dokyo), ya que todo el mundo piensa que es un bollo relleno de chocolate, y así es como nos lo venden, cuando en realidad no es así. Pero sinceramente, creo que eso es mejor que pensar que un onigiri es un donut.



Y bueno, con este anuncio al menos hay un intento de acercar la cultura japonesa a la nuestra, y es algo que me parece positivo (aunque un dorayaki en realidad esté relleno de una pasta de judías rojas dulces, llamada anko (餡子), y por lo tanto el anuncio no es más que un engaño). Pero... ¿sería realmente un engaño? ¿O sería una forma de traducir la cultura japonesa a la nuestra, una vez más? Transformando algo que es típico de allí, el anko (algo ajeno a nosotros), a nuestra cultura, donde sin duda, el chocolate es uno de los dulces más importantes. Pero sin embargo, lo venden como un dulce exótico, japonés, para llamar la atención de la gente.
Por último, quiero poner otro ejemplo de este mismo anime, Doraemon, donde en un principio traducían los yenes por pesetas, aunque al final acabaron llamándolos yenes, dejándolo como una traducción exotizada, lo cual me parece óptimo. Porque en realidad, al espectador del programa no le cuesta tanto imaginarse que la serie sucede en Japón (de hecho, por las imágenes hay un montón de cosas que no cuadran con la cultura española, así que... ¿por qué traducir unas cosas y otras no?). En estos casos, yo creo que lo mejor es dejar que el lector, telespectador, receptor de la traducción vaya en busca del autor, cultura origen, y empaparse un poco de esta, aprendiendo así que no estamos solos en el mundo, y que hay grandes diferencias entre unos países y otros, que en otros sitios existen elementos diferentes, como el onigiri o el dorayaki...
Y bueno, ¡gracias a todos por leer! Quiero repetirlo: esto es solo una reflexión que he tenido recordando viejas series de TV, y leyendo el libro de Hurtado Albir. Porque ahora cada vez que veo un anime, serie o película, me paro a pensar en cómo se han traducido las cosas, y en cómo podría yo traducirlas cuando esté trabajando como traductor. Y la verdad, ¡es algo que realmente me apasiona!