Acostumbrarse a dormir con un gato en los pies
Fue hace mucho tiempo, para mí al menos, cuando estaba con mi hermana jugando fuera de mi casa en el campo, y escuchamos unos débiles maullidos que provenían de un poco más arriba en el camino. Finalmente decidimos subir, y nos encontramos a una pequeña gatita bebé, indefensa y abandonada allí a su suerte. Ahora miro hacia mi cama y la veo ahí, tumbada y despreocupada de todo, y con una radiante cara de felicidad gatuna. Romi, que así se llama esta gatita, ha estado junto a nosotros más de la mitad de mi vida, y es un miembro más de nuestra familia.
Mi madre al principio era reacia a que Romi durmiese en alguna de nuestras camas, pero nunca lo consiguió. Poco a poco, y con su pequeño disimulo, finalmente se salió con la suya, y mi madre ya la ignora cuando la ve en una cama, y lo ve como algo normal. Recuerdo una gran anécdota de cuando aún la echaba cuando la veía encima.
Sobre el día de hoy
Hoy, lunes, me he levantado pensando en las maravillosas ganas que tengo de irme de Montilla, cogiendo un autobús hacia Córdoba para ir a clase (nótese la ironía). Tengo que hacer una traducción para inglés y seguramente tendré mucho que estudiar, pero como no tengo agenda no me pongo al día. Supongo que cuando termine la traducción me pondré a estudiar algo de Fundamentos Teóricos. Hoy hace un mes del terremoto de Japón, y han tenido otro terremoto fuerte, después del otro que hubo hace no mucho. Ambos dieron alertas de tsunami, pero parece que no ha habido ningún problema y ambas han sido retiradas. Esperemos que la situación de Fukushima se controle sin problemas. Y también espero con toda mi alma que el planeta le dé un respiro a Japón. Sin embargo, allí ahora mismo están floreciendo los cerezos (sakura 桜), y se celebra el famoso hanami (花見), al que desería fervientemente poder ir. Si me tomo ese año sabático en el que estoy pensando y me quedo en Japón durante un año, iré a verlos sin duda alguna. Admiro el temple de los japoneses.
Romi estaba sobre mi cama, y yo estaba en mi escritorio estudiando, haciendo deberes o algo, lo cierto es que no lo recuerdo. Pero lo que sí recuerdo es que entones empezaron a oírse los pasos de mi madre subiendo por la escalera. Romi bajó las orejas, como suelen hacer los gatos cuando escuchan algo, y corriendo se bajó de la cama de un salto y se puso detrás de la puerta. Mi madre entró en la habitación, me dijo algo, y luego se fue. Entonces la gata salió de detrás de la puerta y se tumbó más cómoda y panchamente que nunca.Conseguido el permiso para invadir camas, se acostumbró a dormir conmigo por la noche (ahora normalmente lo hace con mi hermana porque yo estoy fuera estudiando), y no concibe el hacerlo sola. Y esto al principio era un problema, porque ella se ponía en los pies de la cama, y tú le pegabas patadas sin querer, aunque el animalito se aguantaba. Pero con el paso del tiempo, esto ya no me pasa, y he adquirido la habilidad de poder mover los pies esquivándola y no molestándola.
Sobre el día de hoy
Hoy, lunes, me he levantado pensando en las maravillosas ganas que tengo de irme de Montilla, cogiendo un autobús hacia Córdoba para ir a clase (nótese la ironía). Tengo que hacer una traducción para inglés y seguramente tendré mucho que estudiar, pero como no tengo agenda no me pongo al día. Supongo que cuando termine la traducción me pondré a estudiar algo de Fundamentos Teóricos. Hoy hace un mes del terremoto de Japón, y han tenido otro terremoto fuerte, después del otro que hubo hace no mucho. Ambos dieron alertas de tsunami, pero parece que no ha habido ningún problema y ambas han sido retiradas. Esperemos que la situación de Fukushima se controle sin problemas. Y también espero con toda mi alma que el planeta le dé un respiro a Japón. Sin embargo, allí ahora mismo están floreciendo los cerezos (sakura 桜), y se celebra el famoso hanami (花見), al que desería fervientemente poder ir. Si me tomo ese año sabático en el que estoy pensando y me quedo en Japón durante un año, iré a verlos sin duda alguna. Admiro el temple de los japoneses.
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