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lunes, 11 de abril de 2011

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4月11日2011年

Acostumbrarse a dormir con un gato en los pies

Fue hace mucho tiempo, para mí al menos, cuando estaba con mi hermana jugando fuera de mi casa en el campo, y escuchamos unos débiles maullidos que provenían de un poco más arriba en el camino. Finalmente decidimos subir, y nos encontramos a una pequeña gatita bebé, indefensa y abandonada allí a su suerte. Ahora miro hacia mi cama y la veo ahí, tumbada y despreocupada de todo, y con una radiante cara de felicidad gatuna. Romi, que así se llama esta gatita, ha estado junto a nosotros más de la mitad de mi vida, y es un miembro más de nuestra familia.

Mi madre al principio era reacia a que Romi durmiese en alguna de nuestras camas, pero nunca lo consiguió. Poco a poco, y con su pequeño disimulo, finalmente se salió con la suya, y mi madre ya la ignora cuando la ve en una cama, y lo ve como algo normal. Recuerdo una gran anécdota de cuando aún la echaba cuando la veía encima.
Romi estaba sobre mi cama, y yo estaba en mi escritorio estudiando, haciendo deberes o algo, lo cierto es que no lo recuerdo. Pero lo que sí recuerdo es que entones empezaron a oírse los pasos de mi madre subiendo por la escalera. Romi bajó las orejas, como suelen hacer los gatos cuando escuchan algo, y corriendo se bajó de la cama de un salto y se puso detrás de la puerta. Mi madre entró en la habitación, me dijo algo, y luego se fue. Entonces la gata salió de detrás de la puerta y se tumbó más cómoda y panchamente que nunca.
Conseguido el permiso para invadir camas, se acostumbró a dormir conmigo por la noche (ahora normalmente lo hace con mi hermana porque yo estoy fuera estudiando), y no concibe el hacerlo sola. Y esto al principio era un problema, porque ella se ponía en los pies de la cama, y tú le pegabas patadas sin querer, aunque el animalito se aguantaba. Pero con el paso del tiempo, esto ya no me pasa, y he adquirido la habilidad de poder mover los pies esquivándola y no molestándola.

Sobre el día de hoy

Hoy, lunes, me he levantado pensando en las maravillosas ganas que tengo de irme de Montilla, cogiendo un autobús hacia Córdoba para ir a clase (nótese la ironía). Tengo que hacer una traducción para inglés y seguramente tendré mucho que estudiar, pero como no tengo agenda no me pongo al día. Supongo que cuando termine la traducción me pondré a estudiar algo de Fundamentos Teóricos. Hoy hace un mes del terremoto de Japón, y han tenido otro terremoto fuerte, después del otro que hubo hace no mucho. Ambos dieron alertas de tsunami, pero parece que no ha habido ningún problema y ambas han sido retiradas. Esperemos que la situación de Fukushima se controle sin problemas. Y también espero con toda mi alma que el planeta le dé un respiro a Japón. Sin embargo, allí ahora mismo están floreciendo los cerezos (sakura 桜), y se celebra el famoso hanami (花見), al que desería fervientemente poder ir. Si me tomo ese año sabático en el que estoy pensando y me quedo en Japón durante un año, iré a verlos sin duda alguna. Admiro el temple de los japoneses.


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